El matrimonio rutinario y "estable de tantos años entre Ana y Osvaldo ve amenazada su armonía y bienestar con la irrupción de Magda en su propio hogar, una mujer que Osvaldo conoce esa misma tarde "poco común", cuando decide interrumpir su monótono trabajo de oficina escapándose a los bosques de Palermo. Este encuentro con Magda que aparece a los ojos de Ana, la esposa, como una cabal muestra de un hecho de infidelidad por parte de Osvaldo hacia ella, se derribara al revelar Magda su imperiosa necesidad de afecto y de Compañía. Tanto es así que en función de cumplir con su objetivo, arrastrara hasta el limite a los dos personajes a situaciones por momentos absurdas, por momentos delirantes, pero siempre cargadas de brutal sinceridad. Al final, será la cruda reflexión la que llame a los personajes a enfrentarse decididamente con sus realidades: la de su soledad, enmascarada y la posibilidad de dejar la puerta abierta a una verdadera Compañía.